Teoría de Antonio Recio (¡mayorista!¡no limpia pescado!)




Antonio Recio Matamoros (el segundo apellido no es ninguna casualidad) es un personaje bastante popular en la parrilla televisiva actual, capaz de crear situaciones tan cómicas como esperpénticas y que ha conseguido algo que a priori me parecía imposible, me he vuelto asiduo a un programa de Telecinco, sí, el canal del Bunga-Cavaliere Berlusconi, ese depravado pervertido al que nadie echa ahora de menos, pero más allá de “guarrillas pelirrojas” y “¿cómo tiene el chocho?” en el último capítulo de la quinta temporada Antonio Recio alertó de un peligro que, aunque por ahora parece inexistente, podría irse revistiendo de una gravedad que resultaría cuanto menos inquietante para la sociedad española, pero para aclarar la teoría conviene explicar las cosas desde el principio:

Vulgarmente hablando, España está muy jodida, la tasa de paro sigue en vertiginoso ascenso (esto es en lo único en que somos los primeros de la Unión Europea) y no se vislumbra ni un solo atisbo de recuperación económica, más bien todo lo contrario, la situación cada vez parece más insostenible; En este contexto las últimas elecciones han deparado un resultado que deja vía libre al PP para intentar resolver la crisis a su antojo, la sociedad ha depositado su voto en Mariano Rajoy con la esperanza de que sea él quien arregle todos los males que nos atormentan (¡me apiado de él! lo agusto que estaría fumándose un buen puro en su Registro de la Propiedad sin ninguna necesidad de complicarse tanto la vida).

Con el estrecho margen que le dejan la Unión Europea y los Mercados ya se ha visto obligado a incumplir una de sus promesas electorales, ya ha subido el IRPF pero ha prometido que el IVA no lo subirá (mucho me temo que eso será lo siguiente) y aunque entra en la lógica darle un cierto tiempo, si no llegan pronto resultados y si la reforma del mercado laboral no es todo lo efectiva que se desea, probablemente empiece a cundir un descontento social que puede desembocar en varias vías.

Una de ellas no se ha hecho esperar tanto: el 15-M que, aun partiendo de un espíritu sano de pura renovación democrática, deja abiertas varias incógnitas, por ejemplo ¿cuánto tiempo tardarán en darse cuenta sus miembros de que sin un líder, una cara visible, alguien que unifique a los grupos de todas las ciudades españolas para coordinarlos y clarificar algunas de sus propuestas, no conseguirán un poder de influencia lo suficientemente poderoso como para que éstas dejen de parecer utopías? ¿O realmente creen en la democracia participativa en un país tan poco dado a la cultura como España, en el que las chonis televisivas maleducadas y llenas de mala leche alcanzan cuotas máximas de audiencia? ¿Pretenden que toda la gente que vive apartada de la cultura, que está directamente relacionada con el progreso y desarrollo de un pueblo, y sin ningún criterio político puedan tener una mayor importancia en la toma de decisiones? ¿No actuarán unos pocos políticos (no todos, ni muchísimo menos) como la red que sostiene la decencia de un país cuyas gentes se han descuidado a sí mismas?

En medio de esta marabunta de dudas y cuestiones es donde aparece el amigo Antonio Recio quien, tras soltar un centollazo a Zapatero emergió como el líder carismático que este país necesita. Ha sido él quien ha advertido del hipotético peligro que se cierne sobre nuestra sociedad al poder prorrumpir en cualquier momento un líder populista y demagogo que en nombre de la Patria (¿dónde estará nuestra Patria?) o del pueblo español (que no sabe ni por dónde anda) se gane a estas inocentes masas diciéndoles todo lo que quieren oír (¡vais a tener trabajo!, ¡voy a bajar los impuestos!, ¡se van a acabar los amiguismos!) y que posteriormente quiera saltarse nuestra Constitución, que ahora pienso que también puede ser otra red que nos sostenga más allá de sus defectos, y posteriormente la Democracia, nuestra Democracia, esa que fue la última ocasión en que todos los españoles nos pusimos de acuerdo. Con las crisis acaban temblando las bases de todo y si no se empieza a vislumbrar algún nimio signo de mejora, siendo en Rajoy en quien se albergan las esperanzas de la mayoría del pueblo español, cundirá el descontento anteriormente mencionado. Y ese es el contexto más propicio para que emerjan líderes peligrosos. Quizá debamos recuperar el sentimiento de unidad de la Transición, limar asperezas y fijarnos un objetivo común, pues ésta será la única forma que tengamos de ponernos nuevamente todos de acuerdo.
Esto al fin y al cabo no deja de ser una Teoría.

¿Cómo somos los españoles?
¿Dónde está ya nuestra grandeza?
¡Si pensamos con los cojones!
¡Y follamos con la cabeza!

3 comentarios:

Paco Fernández dijo...

Que me gusta el de los pechotes!!!! Muy bueno Zoilo, muchas veces la ficción nos apunta que es lo que puede pasar en la realidad.

María Muñoz dijo...

Grande Zoilo! :)

ivan dijo...

Las últimas 4 frase son lo que es un verdadero macho ibérico xD

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